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lunes, 25 de octubre de 2010

Olvidar para tener recuerdos

A propósito del  artículo de fondo de Ernesto Hernández Busto, aparecido en El País, el 30 de septiembre,
 titulado “Memoria y olvido en la era de Internet” que trata sobre las huellas digitales imborrables y la banalización
de lo privado. 
Empezando con la demonstración de que las huellas que dejamos pueden  volverse contra nosotros,  el autor sigue
con el desarrollo de una reflexión más filosófica sobre una memoria que nunca olvida. Creo que está enfermedad 
podemos ver, navegando por la Web, como nos es contemporánea. Una memoria que todo lo recuerda es
 incapaz de distinguir entre las cosas, de ordenarlas. Y eso es lo que sentimos, a veces confusamente, cuando 
navegamos por la Web, hay tanta información allí que se convierte a menudo en un océano en el cual cada
 uno acaba hundiéndose. Estamos al loro de todo lo que ocurre muy deprisa, pero al final todo parece 
tener la misma importancia.
   Lo mismo ocurre con la capacidad de almacenar en discos duros todo tipo de información o producto cultural. 
Caemos con frecuencia en la trampa del coleccionista, de querer tener una gigantesca biblioteca digital de películas,
 de libros, música, etc. Con ello perdemos la capacidad de distinguir entre lo que nos es esencial o no,
 fascinados por el poder que nos procure la tecnología. Nos conduce en una percepción del tiempo falsa, 
poseemos medias como para siglos, pero si por ejemplo teníamos que leer 100 Gb de libros, nunca acabaríamos. 
Después viene la contradicción de que la Web (y otros medios tal como los móviles) que en potencia podrían 
dar luz a un espacio de mayor libertad, se convierten en un mundo con un control tremendamente mayor 
de nuestras vidas, costumbres, pensamientos, enlaces… que el mundo que conocíamos antes. 
Allí, nos convertimos en un producto de marketing.
    ¿Será una coincidencia si un famoso programa de tele realidad se llama Gran Hermano?
Igual el ojo de Dios que solía dibujarse a dentro de un triángulo debería de ponerse ahora 
en un rectángulo de 24 pulgares. 

¿Por qué vivimos?

¿Por qué vivimos?
Primero, viajemos en el tiempo.
Vamos a imaginar que somos siervos de la Edad Media. Dios y el Rey son razones de nuestras existencias. Puede que tengamos consciencia de que el rey y la  nobleza quién deciden de nuestras vidas (y muertes) son usurpadores, que nuestra situación es injusta y que no puede ser Dios quién decidió tal desequilibrio. Sin embargo, creemos en Dios, lo que nos ayuda a soportar la dureza de nuestra existencia. Además no tenemos tiempo como para reflexionar sobre la vida, hay que sobrevivir, por eso  vivimos en la inmediatez. El rey y la nobleza sí que tienen más tiempo para ello, pueden divertirse, luego también aburrirse (a lo mejor recuerdas “lector” lo que Baudelaire dijo sobre el Tedio o aburrimiento, peor de todos los vicios aquí en castellano o aquí o también en francés). No obstante,  estos siguen pensando que Dios rige el mundo, que da a la vez un sentido y una dirección a sus vidas (ya sé que doy aquí una visión bastante ingenua del pasado, pero bueno, sólo se trata de imaginar, nada más).
Con el paso del tiempo y el avance de la Historia (que como bien sabemos no tiene marcha atrás ni en la realidad como tampoco en las consciencias o en la percepción del mundo), la visión que uno tiene del mundo y de su vida cambia. La tierra es redonda, nacen o se establecen en la estructura social los conceptos de "Libertad”, del “Yo”, de “Democracia” (¡Fuera reyes y dioses!, aunque hasta en las democracias de hoy, Dios sigue teniendo a veces gran parte de la palabra), y finalmente “Dios ha muerto” (F. Nietzsche) y el rey ha sido degollado. ¡Llega el tiempo de la República!
Un siglo más, desarrollo de lo económico,  el poder cambia de manos y, finalmente, entramos en el siglo más mortífero de la humanidad, en el cual el hombre, de verdad, se convierte en un lobo para el hombre, todo ello siguiendo nuevos  “ideales” como “Igualdad” y “Nación”, (aunque detrás de ello sigue siendo el mismo “ideal” de siempre que todo lo maneja, el ansia por el Poder).
Y luego venimos nosotros, a la vez  herederos de la representación judeocristiana de la vida y del más allá (un paraíso que nos espera, lo de hacer el bien y no el mal: no hagas…) y de la carnicería del siglo XX.
Después de la Segunda Guerra Mundial, poco a poco se va a despertar una nueva esperanza, u otra felicidad: la del consumo y de la productividad, la libertad de poseer, de consumir, los “treinta gloriosos años”. Vuelve una cierta cohesión social, la de participar al renacimiento y al avance tecnológico. En el año 1969, el hombre llega a la luna, las posibilidades de la Ciencia parecen seguir una expansión sin límites.
 Aunque, la Ciencia no puede  dar todavía un sentido a nuestras vidas ni explicarnos por qué tenemos que desaparecer y morir, nos da promesas, la de un mundo mejor y la esperanza de que dentro de poco podamos eludir semejante pregunta sobre vida y muerte. Representaría una gran victoria. Si lo que  nos diferencia del animal es el hecho de que sepamos que somos (cogito ergo sum), quedamos no obstante atrapados en la red de esta conciencia: saber que somos significa también ser consciente de que vamos a desaparecer, un día u otro. Es decir, el poder de nuestra conciencia, es sólo la constatación de nuestra impotencia. Después de matar a la Superpotencia, resolver esta impotencia matando a nuestra propia muerte para vivir eternalmente representaría un paso más hacia convertirnos en la propia imagen de Dios y "matar al padre", ángeles demoniacos que pueden ahora volar con sus propias alas.  (Pero aún así quedaría una pregunta cada vez más molesta, lo que luego veremos.)
Bueno, después vienen la crisis del petróleo, luego la toma de conciencia de que poco a poco andamos agotando los recursos naturales y destruyendo el planeta. El comunismo se hunde y con ello, el capitalismo, ahora casi solo, nos muestra con más claridad su cara fea. Con el neoliberalismo se desliza paso a paso la cohesión social. Queda el Yo, como unidad mínima de realidad, que puede consumir y venderse. ¿Cuánto valgo en la escala del mundo laboral? Tendrá mi mujer/marido tanto valor como Yo en la escala de la seducción? ¿Igual cambio, no? (y este tipo de reflexiones). Los únicos dueños que todavía quedan para dar sentido y dirección a nuestras vidas son “Don dinero”, y don “Yo”. (“Yo es (un) otro” como bien decía Rimbaud, pero da igual, nos hemos identificado con esta suerte de niño mimado). Ambos dioses mezclados, Yo y Dinero, son la única religión que nos queda y sin duda la más potente (hoy día parece imposible de arraigar de nuestra vida la lógica del mercado). Además, tenemos hacia otros ideales una actitud de total desconfianza, algo cómo “no vamos a caer otra vez en la trampa”. El sistema en el cual vivimos, no nos parece lo mejor posible (ni de lejos), sino lo menos peor, y no vemos salida.
Hay, no cabe duda, muchos aspectos positivos en la desaparición de "amos" simbólicos o reales. Hemos adquirido ciertas libertades, como las de pensar, votar, actuar, etc. (libertades más o menos reales). Tenemos además un “poder adquisitivo”. Tal como lo decía Immanuel Kant, “nuestra libertad se para donde empieza la de los demás” (vemos aquí hasta qué punto se considera la libertad como individual). El dinero nos permite ampliar nuestra libertad (a menudo carcomiendo la de los demás).
Pero, ¿será suficiente para nuestras conciencias, el placer del consumo, este epicureísmo reducido?
He hecho todo este recorrido (o rollo según el punto de vista) para poner en evidencia como poco a poco las respuestas colectivas o sagrados a la pregunta existencial se han evaporado dejándonos solos para contestar. Hasta el sentido que daba a la vida de cada uno el hecho de participar a un proyecto común que parecía ir hacia algo ha desaparecido. Hoy día, parece que la sociedad no va a ninguna parte, la mano invisible de los economistas no regula nada.
            Creo que nunca podremos descartar la necesidad de contestar a esta pregunta: “¿Por qué vivimos?” Y es más, creo que es saludable volver a hacérsela: "¿Por qué vivimos y por qué vivo yo?" Es importante de buscar una respuesta común y una respuesta para uno mismo.

              Así Jacques Brel decía: ”La mayoría de la gente tiene problemas de inmortales. A mí me parece muy saludable la idea de saber que tengo que morir.” ¿Por qué?, porque ayuda a saber lo que uno quiere hacer de su vida.
               Y creo también que no existe ninguna respuesta definitiva. Por parte, la vida es en ella misma respuesta, hay momentos que son en sí mismos respuestas, momentos que dan sentido a la vida, sin necesidad de explicación, pero, por parte también, tenemos que ir en busca de una respuesta afuera y a dentro de nosotros. Pocas cosas se cumplen si uno no va en busca de ello. No hay que decir:”Si tuviera tiempo, haría…” ni tampoco “cuando tenga tiempo, haré…”, porque la cantidad de tiempo de la cual disponemos es limitada y eso suena a jamas. Luego, también habrá momentos o actos que van a dar sentido porque marcan el cumplido de algo que según nuestra representación de la vida da sentido.
Sin embargo, siempre quedará algo de sin sentido, de absurdo en el hecho de vivir. Puede que sea lo que da fuerza y raíz a la ternura, al amor, a las cosas esenciales que vivimos.

 ¿Por qué escribí este rollo? No lo sé, igual porque tenía ganas. Gracias por leerme, no dudéis en contestar.

lunes, 18 de octubre de 2010

¿Ganarán los comicios el Tea Party y el dinero en EE UU?



 Florida es un buen ejemplo de lo que ocurre en los Estados Unidos ahora. Ahí, un consagrado político republicano ha sido desplazado por un desconocido del Tea Party (un movimiento que surgió en gran medida en respuesta al paquete de estímulo fiscal del presidente Obama del año 2009, cuyo nombre es basado en la Boston Tea Party de 1773), un candidato demócrata se encuentra castigado por la impopularidad de la gestión de la Administración federal, y ríos de dinero corriendo en la campaña como si se tratase esta de una votación crucial sobre el destino de la nación. Y puede que lo sea porque de ella depende la gobernabilidad de la primera potencia mundial y la posible consagración de una ideología extremista que podría tener émulos en otros países.
En estas elecciones se eligen 435 miembros de la Cámara de representantes, 36 escaños del Senado y 37 puestos de gobernador entran en juego multitud de factores que frecuentemente no están conectados entre sí. Desde la II Guerra Mundial, sólo en dos ocasiones ha triunfado el partido que ocupa la Casa Blanca, y es más que probable que una vez más no gane el partido presidencial: los demócratas se preparan para una fuerte derrota que les hará perder la mayoría en la Cámara de Representantes y, probablemente, también en el Senado.

La derrota en sí misma, no representa un cambio dramático, pero lo que hace las elecciones de este año potencialmente mucho más trascendentes son los movimientos que se han venido dando, sobre todo en el campo conservador, en los meses anteriores a la jornada de votación.
Así en Florida, el gobernador de Estado Charlie Crist, un republicano muy exitoso que sonaba como candidato presidencial, tenía que ser el aspirante republicano para el escaño del Senado, pero basto con un mero gesto, un abrazo con Barack Obama, en una de sus visitas al Estado, para que quedara descartado. El movimiento Tea Party le acusó de traición y decidió apoyar a su rival, un joven desconocido de origen cubano Marco Rubio.
De repente, el poder de un político sin ninguna experiencia anterior y con un mensaje limitado a su fe en Dios y en la patria que acogió a su familia, cuyo programa se reduce a repetir el lema del Tea Party -contra los impuestos, contra el Estado, contra el socialismo-, subió rápidamente. Derrotó en las primarias a Crist, quien, frustrado y arrinconado, decidió continuar su batalla como candidato independiente. Hoy Rubio aventaja en las encuestas por 15 puntos a Crist y por más de 20 al candidato demócrata, Kendrick Meek.
Eso se debe a los apoyos recibidos por Rubio convertido casi en un símbolo del Tea Party . De hecho, para su campaña recibió más dinero que jamás se había invertido en ello antes. En septiembre, Karl Rove creó en Florida una sucursal de su American Crossroads, una organización formalmente sin ánimo de lucro –y por ello, autorizada a mantener en secreto la identidad de sus donantes- que el antiguo consejero político de George Bush puso en pie en 2009 para aglutinar las toneladas de dinero en contra de Obama.
Crossroads ha gastado cientos de miles de dólares en anuncios a favor de Rubio y en contra de Crist y del presidente. Nunca comicios en Florida han estado tan influidos por dinero de fuera de sus fronteras estatales.

La combinación de la energía del Tea Party con la masiva afluencia de dinero constituye la gran novedad de esta campaña. El Tea Party aporta las ideas, Rove, el dinero. Es la reunión del conservadurismo primitivo y extremo de las bases republicanas con la versión más pura del conservadurismo neocon.
Muchas fuerzas se reúnen detrás del Tea Party y muy probablemente va a ser el Congreso más conservador de la historia de EE UU. Más de 30 candidatos del Tea Party pueden llegar a la Cámara baja, hasta ocho tienen posibilidades de acceder al Senado y llegan con la voluntad de ejecutar el sueño fanático nacido en la América rural y antiintelectual, una América castigada y desorientada ahora por la crisis económica. 
Fuente ==> El País

lunes, 11 de octubre de 2010

malaria en España


Eso sí que es un título bien estremecedor ¿verdad? En El País del sábado leí este artículo “primer contagio de malaria en España en 50 años”. enlace

Allí descubrí que si bien hay cada año casos de malaria en la península, se deben siempre a un contagio ajeno (viaje al extranjero a una zona endémica, transfusión de sangre (¡vaya regalo!), trasplante de órganos o visitas a un aeropuerto). Pues, esta vez no: se trata de una mujer de 44 años que vive en la provincia de Huesca (Aragón) y se deben descartar esas vías de transmisión habituales. Como sabéis, con el calentamiento global, en la comunidad científica se teme que el mosquito anofeles pueda llegar a Europa con la ampliación de su área de desarrollo. Pero, así, de repente, al norte de España… La respuesta hay que buscarla en que se puede contraer la enfermedad por una picadura de un mosquito anofeles hembra que previamente se ha infectado al picar a un portador de la enfermedad. Por eso, los servicios epidemiológicos del Gobierno de Aragón intentan ahora localizar el primer portador (igual se podría entrevistar al mosquito, ¿no?).
En el artículo aprendí también que el paludismo se erradicó en España en 1964. No imaginaba que antes España había sufrido de esa enfermedad. Pensaba que el mosquito, bien educado, siempre se había quedado del otro lado del mar. Para los tan bobos como yo, he aquí un enlace que explica un poco más esta historia de la enfermedad en España y los estudios que se hacen para prevenir su vuelta. 

domingo, 10 de octubre de 2010

La música del lunes, “lágrimas negras”


Por cierto, este disco no es nuevo, visto que salió en 2003.

Sin embargo, vale más que la pena echarle un vistazo (de oídos, claro está). Para este disco se reunieron dos grandes músicos de tradiciones diferentes: el pianista cubano Bebo Valdés y el cantaor (cantante) de flamenco Diego El Cigala. Y de verdad, ese encuentro ha sido un gran éxito musical. Los dos grandes artistas se unen en la interpretación de estilos ajenos a cada uno de ellos: Cigala canta boleros, tangos y coplas, mientras Valdés acompaña con su piano la versión flamenca de clásicos. Pero lo hacen con tanta facilidad y sensibilidad que convence al instante.
¡Probarlo!
He aquí los enlaces ==>
¿Bebo Valdés? (en inglés)
    (También vale la pena descubrir el hijo de Bebo, Chucho Valdés, uno de los mejores pianistas d jazz cubano, fundador de Irakere)